JULIO CÉSAR LEÓN: “DIRIGIRSE HACIA LA META SIN IMPORTAR LO QUE PASA A LOS LADOS”

Julio César León, ciclista nacido en Caracas, fue el primer atleta venezolano en competir en un escenario olímpico en los Juegos celebrados en 1948 en Londres, superando grandes contratiempos para su asistencia, con la única motivación de ganar una medalla olímpica.

El 7 de agosto de 1948, recorrió 1.000 metros contra reloj y llegó a los octavos de final, donde cayó ante el empuje del italiano Chella. “En el camino de la vida hay muchísimas dificultades, pero los hombres que queremos hacer lo que está en nuestra mente y nuestro corazón, nos dirigimos hacia esa meta, sin importar lo que pasa a los lados”-asegura Julio César León, con total entereza.
“Recuerdo que recorrí 850 kilómetros de Trujillo a Caracas en bicicleta porque me quería venir a Caracas a buscar apoyo como ciclista. Los automóviles en aquella época usaban 3 días para ir de Trujillo a Caracas, y yo duré 22 días, en alpargatas, por pura carretera de tierra, me tenía que bañar todos los días en quebradas y esperar que se me secara la ropa para volvérmela a poner y continuar”-recuerda este atleta olímpico de sus inicios en la juventud.
Rememora que su asistencia a Londres fue más de empeño que de apoyo. “Yo era campeón de Venezuela, había vencido a Teo Capriles, y gané mi participación en una competencia en Argentina, y me empeñé entonces en participar en esos juegos olímpicos a pesar que era casi una locura, para esa época no existía ningún apoyo gubernamental”.
“El gobierno de turno no quiso colaborar conmigo para que pudiera asistir, y fue a través de la embajada de Inglaterra en Venezuela, quienes me facilitaron el traslado a las Olimpíadas de 1948" -explicó el señor León. “Hay que buscar la fraternidad, sobretodo porque deben tomar en cuenta el apoyo con el que cuentan hoy en día, que no lo tuve yo”-aconseja.

A sus 83 años, Julio César León, quien recorre aún diariamente Los Próceres en bicicleta envía su mensaje a los atletas que hoy van para Beijing. “Se deben trasmitir a ellos mismos lo que ellos quieren ser, que no lo digan, que sean humildes con sus palabras pero grandes con las esperanzas. Nadie nació con una profesión, se formó en lo que quiso. Yo quise ser deportista, entonces me puse los zapatos, así que les digo que se pongas sus zapatos”.